Nuestro más sincero pesame y solidaridad con las victimas del accidente ferroviario en Santiago de Compostela
MINUTOS DE SILENCIO
Hoy, cientos de familias llaman a los teléfonos de urgencia buscando un nombre y sobre todo una esperanza. Viven pendientes de un informe médico. Necesitan respeto, sobre todo respeto. Que no se franquee la línea sutil que separa la imprescindible información del morbo y el espectáculo. Que no haya declaraciones grandilocuentes, ni mensajes inculpatorios o exculpatorios. No es el tiempo.
Hoy, a nadie puede importarle demasiado este comentario. Los dedos se resisten a buscar palabras en el teclado. Y el cerebro está colapsado ante los testimonios personales de quienes están sufriendo en propia carne y alma la tragedia.
Silencio, pues.
Eduardo Sotillos