La costumbre entre los pueblos de iberia era practicar la guerra de guerrillas, que era perfectamente lícita y honorable entre las tribus. Era habitual que cuando los jóvenes de cualquier tribu alcanzaban la madurez, se unieran en bandas para robar y saquear.
Estas bandas no solían atacar a los miembros de otra tribu, pero los romanos siempre se refirieron a estas bandas como bandidos y ladrones, sin atribuirles ninguna capacidad militar.
Según Estrabon, los iberos eran incapaces de formar grandes coaliciones de tribus, estaban siempre ocupados en interminables guerras entre tribus. Que podían mantener la cohesión del ejército cuando vencían, pero en caso de derrota, los iberos se dispersaban rápidamente, causando entre los romanos la sensación de que combatían con un enemigo intangible.
Las tácticas de los guerreros iberos eran muy diferentes de los métodos “hoplitas” que usaban los legionarios romanos.
Los iberos utilizaban una táctica a la que los romanos llamaban concursare, que según los romanos no necesitaba de ningún tipo de coordinación ni táctica, que los iberos combatían sin ninguna táctica.
Concursare consistía en un ataque en masa, en aparente desorden.En un momento dado, antes de quedar bajo el alcance de los proyectiles romanos, se daba una señal y el ejercito ibero se detenía y comenzaba a retirarse, dando la impresión de que abandonaban el campo de batalla.
Esta secuencia ataque-retirada se repetía una y otra vez, durante todo el dia, durante varios días. Cada aparente retirada de los iberos era seguida por un intento de persecución de los legionarios romanos, mientras trataban de mantener la formación. A menudo sucedía que los romanos perdían los nervios y la disciplna, rompían la formación y se lanzaban desordenadamente en persecución de los iberos.
Entonces sonaba otra señal, los iberos se reagrupaban rápidamente y montaban un contraataque, cargando a toda velocidad sobre los legionarios, que perdida la formación y aunque estaban mejor equipados que los iberos, eran menos agiles en el combate cuerpo a cuerpo.
Pero las armas que utilizaban eran su bien mas preciado, cuando morían eran enterrados junto a ellas. Y en muchas ocasiones las negociaciones con los romanos se rompían debido a que los romanos querían confiscarles las armas.
Era común para los guerreros iberos llevar un pequeño recipiente conteniendo venenos de acción rápida extraídos de la planta ranunculus sardonia, para suicidarse en caso de ser cogidos prisioneros.
Este veneno tenia la particularidad que, al ser ingerido, contraía los músculos de la cara, provocando una mueca que imitaba la risa. Esto aterrorizaba a los soldados romanos, que pensaban que el guerrero muerto les seguía desafiando con su risa sardónica desde el mas allá.
Los iberos tenían dos tipos diferentes de infantería: infantería pesada o scutati, e infantería ligera o caetrati, nombres referidos al tipo de escudo que utilizaban.
Los hispanos eran expertos en la metalurgia, y sus espadas eran superiores a las romanas, así que los romanos, que eran gente muy pragmática, no tuvieron ningún inconveniente en adoptar el gladius hispaniensis para los legionarios. Aunque nunca pudieron superar la calidad del hierro hispano.
Otro tipo de lanza era el soliferrum, construida íntegramente de hierro, capaz de atravesar cualquier escudo, con una longitud cercana a dos metros, que era usada principalmente por la infantería pesada, al modo hoplita.
Corazas también de distintos tipos, como las confeccionadas al estilo itálico, con escamas de metal superpuestas, o bandas elaboradas con fibras vegetales rigidas, o las corazas realizadas con discos metalicos, dos grandes placas circulares de 20 cm de diámetro, sujetos con cadenas de forma que un disco protegía el pecho y otro disco protegía la espalda.
Las corazas se colocaban encima del sagum, una prenda similar a un capote, confeccionada de la gruesa, y que era ideal con clima frio.
El caballo tenía una gran importancia en la cultura ibérica. El caballo era una divinidad, había numerosos santuarios dedicados al caballo, así como esculturas.
Comenzaban su entrenamiento desde muy jóvenes, su primer juguete era una honda. Se les ponía un trozo de carne encima de una estaca, y hasta que no la derribaban con la honda., no podían comer.
Cada hondero disponía de tres hondas, de diferentes tamaños y longitud, para lanzar proyectiles a corta, media o larga distancia.la honda estaba fabricada con tendones de animales. Completaban su armamento con una falcata y un pequeño escudo.