PUENTE QUEBRADA
El
gran olvidado
Juan
Francisco Martínez Palomares
Para todos aquellos que le interesa conocer el patrimonio cultural y arqueológico de
nuestra tierra
Introducción
Este trabajo sobre el Puente
Quebrada o Puente de Peñarrubia es una publicación que he querido recuperar de
una Memoria de un ingeniero ingles que estuvo destinado en las minas de Linares
y le apasionaba el mundo de la arqueología y que en sus ratos libres paseaba
por diferentes lugares descubriendo restos y monumentos arqueológicos.
Para mí el Puente de Peñarrubia
o llamado también por nosotros los ibreños “Puente mocho”, es el gran olvidado
pese a sus características de construcción. No podía dejar de hacer este
trabajo de un puente destruido y abandonado que cruza el rio Guadalimar por
nuestro término ibreño.
El ingeniero ingles hace una muy
buena descripción del puente y como hizo el estudio de él, tanto en su parte
histórica como en la parte arquitectónica.
He omitido algunas indagaciones
pues no eran apropiadas para el trabajo que he querido realizar,
la Memoria como tal se encuentra en la Biblioteca Nacional de España y
lleva como título “Notas sobre la Puente
Quebrada del rio Guadalimar, cerca de Linares, provincia de Jaen” por Horacio
Sandars, Individuo Correspondiente de la Real Academia de la Historia, en el año 1913.
Juan Francisco Martínez Palomares
El objeto principal de esta
memoria es de continuar y suplir al estudio de este puente que hizo D. Manuel
de Góngora en el año
1860, de la cual dio cuenta en su monografía “Viaje literario por las provincias de Granada y Jaén” monografía que se encuentra en la Biblioteca de
la Real Academia de la Historia.
Se busca además por medio de
esta Memoria establecer un registro, cuidadosamente preparado, de las numerosas
e interesantes reliquias arqueológicas embutidas en este puente, monumento
situado lejos de toda población importante, y que no pudiendo resistir ni a las
influencias carcomidas de la naturaleza ni a la actividad destructora del
hombre, está destinado a desaparecer en el curso de los años.
Es posible (aunque mis más recientes estudios sobre el particular me lo hacen dudar) que sea este punto al
que se refiere Ambrosio de Morales cuando dice en “Las antigüedades de las
ciudades de España, Alcalá de Henares, 1575” “hace labrado allí cerca de Linares, una fuente sobre el rio Guadalimar
y para ella se llevaron muchas piedras escritas del despoblado de Calozna”.
Situación:
El puente está situado a 0º
7´30´´ de longitud Este de Madrid y a 38º 6´30´´ de latitud Sur, y al principio atravesó
el rio Guadalimar a unos
1600 metros más abajo del punto de su confluencia con el rio Guadalen, y estaba
incluido en el partido de Baeza. Está registrado en la hoja número 905 del Mapa
de España, formado y publicado por la Dirección General del Instituto
Geográfico y Estadístico del año 1901 bajo la designación de “Puente de Peñarrubia”
Construcción:
Esta construido de sillería de
la roca arenisca rojiza del distrito con relleno de mampostería, formada de
piedras rodadas del lecho del mismo rio mezclada
con yeso, y es de muy buena calidad. Muchos
de los sillares, por no decir la mayor parte, se trajeron de las ruinas
de Cástulo que está situada a una legua, aguas abajo, sobre la ribera derecha
del mismo rio, y son precisamente estos sillares con sus inscripciones latinas,
sus motivos arquitectónicos, y restos decorativos lo que constituye el interés
e importancia del monumento al punto
de vista histórico arqueológico. Numerosísimos
fragmentos y restos
de estatuas, cornisas, columnas, están también embutidos en el puente.
Al construirse el puente
constaba de cuatro pilas con cinco arcos de medio punto; pero en el curso de
los años, sea por defecto de construcción o por la acción carcomiendo de las
aguas, le vino a faltar su cimiento
a la pila central, que se desplomó
llevando consigo en su ruina
la mayor parte de los dos arcos contiguos. Quedan, por consiguiente, hoy en día por estudiar
tres pilas con tres arcos.
Las pilas están protegidas por tajamares triangulares por el frente de
agua arriba y semicirculares por el de agua abajo, de los cuales algunos están
ensamblados con la fábrica misma del puente, mientras que otros se apoyan
solamente contra la pared; prueba de la injerencia de dos métodos o de dos
influencias en la construcción del puente, el uno muy inferior al otro.
Dimensiones:
Las dimensiones eran (cuando el
puente estaba en su estado original): de los arcos, tres de 17 metros de luz y dos de 12 metros;
de las
pilas, dos de las que quedan en su sitio tienen cuatro metros de grueso y una
tres metros, y suponiendo como es probable que la cuarta, la central tuviera
también un espesor de cuatro metros, la longitud total, con los muros de
entrada, era de 112 metros. La altura media de la obra es de 12 metros, y la
anchura entre paramentos es de ocho metros. Tenía pretiles o parapetos bajos a
cada lado, pero han ido poco a poco desapareciendo.
Época de construcción del puente:
No me ha sido posible averiguar,
a pesar de las persistentes indagaciones que he hecho, la fecha de la
edificación del puente, pero lo probable
es que fuera construido a mediados del siglo XVI, y,
de todos modos, entre 1473 y 1575.
En cuanto al año 1473 consta en la obra de Martin Jimena,
intitulada “Catalogo de los Obispos
de las Iglesias Catedrales de las diócesis
de Jaén” donde dice que:
“El tiempo en que se destruyó tan gran población,(Cástulo) se ignora. Por
el libro del Cabildo de Baeza consta que esta ciudad, al principio del año 1445,
hizo merced a D. Juan de Tarancón de la Torre de Calozna para hacer casas, y
después, al principio del año 1473, determinó la ciudad ir sobre Calozna para
sacar a los ladrones que en aquella fortaleza se recogían.”
Y como gran número de los
sillares del puente Quebrado procedieron de Cástulo es de suponer que se
llevaron desde ese sitio después de 1445 o más bien después de 1475. Sabemos,
por otra parte, puesto que Ambrosio de Morales lo consigna en su célebre libro sobre
“Las antigüedades de las ciudades de
España” que en el año 1575 un puente se había ya construido sobre el
rio Guadalimar, hecho con piedras traídas de Cástulo.
Góngora, en su “Viaje literario” apoyándose en la
autoridad de López Pinto defiende que el puente fue ideado por el célebre
arquitecto Nicolás Nivonio. Hace de nuevo mención de este puente cuando,
hablando de la construcción de la casa del Ayuntamiento de Linares dice:
“Acaso al levantar el arquitecto Nicolás Nivonio,(según López Pinto) el
Puente Quebrada, hecho exclusivamente con piedras de Cástulo, revolviéndose las
ruinas y encontrándose restos de un mismo edificio, Nivonio se prestó a
arreglar una casa para el Ayuntamiento de Linares con esos restos”.
Todos mis esfuerzos para llegar
a saber quién era este “célebre arquitecto” y cuando vivió, han sido
infructuosos.
Hay, además, otra referencia a
la construcción de un puente sobre el Guadalimar en “Las obras públicas en
España” por D. Pablo de Alzola (Bilbao, 1899) quien dice en la página 160,” que
durante el reinado de Felipe II se levantó el puente del Guadalimar en Jaén”
¿Es posible que este puente y el
puente quebrado sean uno? No lo creo.
Thomas López, en su Mapa del
Reino de Jaén de 1761, señala la “Puente Quebrada” y también otros dos puentes
sobre el Guadalimar designados respectivamente,
“puente vieja” y “puente nueva” colocándolos casi en frente de Baeza y Úbeda.
“El repertorio de Caminos ordenado por Alonso de Meneses Correo, 1576”-
Itinerario de Toledo a Granada, hace mención de “la Puente” entre Vilches y
Úbeda, mientras el itinerario de José María Escribano, 1767, habla
de una “puente vieja en el rio Guadalimar”
entre la venta de los Arquillos y Úbeda en el camino de Madrid a Úbeda, Guadix,
etc. Sin embargo, José Antonio Elías en su “Atlas Geográfico, Histórico,
Estadístico” publicado en Barcelona en 1848, indica un camino de herradura
desde La Carolina, por Catalán, Vilches y Arquillos hasta El Mármol y Úbeda que cruza el Guadalimar por un vado. La
referencia más antigua a puentes en el distrito de que se trata, se encuentra
en el “Real Despacho” del tiempo de los Reyes Católicos, expedido en Madrid el
27 de febrero de 1495 para los Corregidores de
Granada, Jaén, Úbeda,
Baeza, Alcalá la Real, Guadix
y Loja, por el
cual se les ordeno la habilitación de las calzadas de Andalucía en dirección de
Granada y se mando construir puentes en Baeza y en Montoro sobre el
Guadalquivir y reparar los puentes de Málaga, Úbeda, etc.
Me permito concluir del
testimonio de los hechos visuales o consignados por varios autores y de lo que
se puede deducir de las peticiones y otros documentos de que he podido
aprovechar para este estudio que la “Puente Quebrada” o de “Peñarrubia” fue
construido durante el reinado de Felipe II y a mediados del siglo XVI.
Época de la destrucción del puente:
La fecha de la destrucción del
puente es, desgraciadamente, desconocida. Corre en el país la tradición de que el puente fue volado
por los franceses en 1808, en ocasión de la batalla de Bailen, pero el
propietario del “Cortijo
de Peñarrubia baja”
me informó en 1903 que su
abuelo se acordaba muy bien del paso de los franceses por el distrito y le
había dicho ya en esa época que el puente estaba quebrado. No cabe duda que la pila central
fuese minada por las
aguas del rio, y es muy posible
que esto se pasara dentro de un tiempo relativamente corto después de su
construcción; lo que explicaría la ausencia de referencias en la literatura o
en los itinerarios del puente, y también de todos los restos de avenidas.
Avenidas:
Como ya se ha dicho, no se ve
hoy en día ningún vestigio de las avenidas del puente que está confinado de
ambos lados, pero más especialmente de la ribera norte, por las orillas casi
verticales del rio que se elevan a quince o veinte metros sobre el nivel normal
de las aguas. No parece que el puente, aunque de buena construcción y anchuroso,
haya servido para trafico a ruedas.
Vías de comunicación entre el
puente y las poblaciones del distrito:
Sería posible, sin embargo, que
todo rastro de las avenidas fuese borrado en el transcurso de los siglos por
los efectos de las intemperies y por las fuerzas destructoras de la Naturaleza
y que no podríamos distinguirlas actualmente, pero lo que sorprende de veras es la
ausencia de toda referencia a caminos enlazando el puente con las poblaciones y
con otros sitios en la provincia, se atendería que tan importante monumento
fuese consignado en mapas contemporáneos o más recientemente publicados; pero
que esto raras veces se hizo.
Aun así tenemos tres mapas donde
el Puente Quebrada esta señalado:
Mapa 1 de Martin Jimena…
Catalogo de los Obispos de Jaén, etc…1654
Mapa 2 de Tomas López… Mapa del Reino de Jaén...... 1761
Mapa 3 Mapa del
instituto Geográfico, etc, etc............. 1901
Es de observar que mientras en
estos tres mapas indican la “Puente Quebrada” (de los cuales dos se refieren exclusivamente
al Reino de Jaén), uno solo, es decir, el que publicó don Martin Jimena, señala
un camino conduciendo al puente, y aun en este caso, el camino no representa un
enlace reciente y útil, sino un ramal imaginario, y por consiguiente no exacto,
de la gran vía romana, de la Vía Augusta o Camino de Arrecife, que conducía
desde Roma a Gades por Cástulo. Es, además de advertir, que si hay un camino
señalado en el mapa del lado norte del rio, falta otro camino en la ribera
opuesta. Es también notable que Tomas López
señalara el puente
en su mapa del reino de
Jaén en 1761, y lo omitiera en el mapa del año 1787. Este mapa es uno de los
mejores y de los más exactos que se haya publicado del reino de Jaén.
Itinerarios:
En el caso en el que el Puente
Quebrada fuese utilizado como medio de comunicación entre sitios conocidos o
importantes, se debería de encontrar mención de ello en los itinerarios o
libros de viaje publicados entre 1500 y 1800; pero todas mis averiguaciones a
este fin han quedado hasta ahora sin resultado. Aun así quedan reflejados en
mapas y escritos itinerarios como el del viaje del sequito que acompañó al
féretro conteniendo los restos mortales de la insigne y gloriosa Reina Isabel
la Católica desde Medina del Campo a Granada en 1504.
En su obra López Pinto nos dice:
“Levantóse un gran puente sobre el Tajo Parnaso por Nicolas Nibonio, arquitecto afamado, digno de memoria sus obras le fían. Es un puente principal, cinco ojos tiene, hermosura demuestra, todo de piedras mayores labradas a gran costa, traídas de Cástulo. Hay inscripciones de cifra romana en forma latina, con grandes follajes, cornisas, molduras, figuras superiores, si ya alo corintio no menos enjónico. Aquí halló Ambrosio de Morales aquella piedra acabada en Uncimus Severus, con titulo Calcedonensis Fori que tuvo la plaza mayor en medio de Cástulo.”
Acabo de examinar el puente al
punto de vista histórico. Me propongo examinarlo en las siguientes páginas bajo el punto de vista
arqueológico.
Hay, además, en este puente gran
número de signos lapidarios, hechos evidentemente cuando se construía el
edificio. La mayor parte, las excepciones no pasan de dos o tres; se encuentran
entalladas en sillares como dovelas, por ejemplo, que no provienen de Cástulo,
sino de una cantera de los alrededores del puente. Es de suponer que los
albañiles que construyeron este puente no limitaron
sus esfuerzos a esta fábrica solamente y que debería de haber otras en la
provincia de Jaén en donde han metido también la mano y sus signos; y con el
objeto de identificar otro edificio, si hubiera, con el Puente Quebrada y sacar
tal vez al claro por estos medios la fecha de su construcción.
Otro trozo de puente contiene
gran número de fragmentos arquitectónicos y trozos de bajorrelieves y de
inscripciones. Los fragmentos que más llaman la atención son los de los leones
en alto relieve; un trozo de cornisa con griega de relieve y cabeza femenil de
una factura muy notable y de que hay un fragmento en el Museo Arqueológico
Nacional, y un trozo de guirnalda con frutas y flores. Basta al observador una
ojeada para convencerse que los leones, los
fragmentos y otros motivos arquitectónicos
proceden de Cástulo. No pudieran proceder de otro centro, Cástulo era la
capital de los oretanos,
y también población muy importante en tiempos protohistóricos; era ciudad
cartaginesa, y ocuparon la los romanos durante seis siglos, y no cabe duda que
la originalidad de ideas y lo fantástico y caprichoso en estilo y motivos
arquitectónicos de sus primeros poseedores haya dejado huellas indefectibles en
los edificios y obras publicas debidos al genio y experiencia de sus últimos
moradores.
Hay tres fragmentos de inscripciones empotrados en una sección
del puente. Una dovela del arco exterior conserva uno que no ha sido
publicado todavía y que consta de las letras C V E N A E. Se encuentra también
en esta dovela un signo lapidario en forma de X. Otro fragmento esta empotrado
en la pared del terraplén y consta de
las letras IVS RECMXXX PIV en dos renglones.
En la orilla Sur. Paramento
Este, hay embutidos en sus paredes fragmentos de cornisas, de columnas,
inscripciones, monumentos sepulcrales y motivos arquitectónicos, etc, y aquí
hay también muchos signos lapidarios. Hay, también, una inscripción funeraria
completa empotrada en el zócalo de la segunda pila que no se puede ver muy bien
por estar cubierta por el agua la mayor parte del año.
Indudablemente el más
interesante de los restos arqueológicos es una lamina sepulcral que he
presentado al Museo Arqueológico Nacional y que estaba empotrada debajo del
pretil, se podía distinguir en faz expuesta una escena como las que se
encuentran con frecuencia en las estelas griegas, de despedida, en donde la
finada, la madre probablemente, entrega un niño al padre, quien extiende los
brazos para recibirle.
En la orilla Norte los restos arqueólogos son pocos, pero
si son numerosos los signos lapidarios, prueba de que muchos de los
sillares que componen este frente del puente
fueron
Signos lapidarios:
Reproduzco todos los signos
lapidarios que he podido descubrir o
descifrar en el puente, con indicaciones de los sitios en que se encuentran:
Inscripciones:
No obstante que sean poco numerosas,
las inscripciones forman indudablemente la parte mas interesante e importante
de los restos arqueológicos incorporados en el Puente Quebrada.
En una dovela
del segundo arco a contar
desde la
margen,
hay las letras son bien formadas, del siglo primero o segundo de nuestra era, y
tienen 19 centímetros de altura. La inscripción es inédita.
En otra dovela, también del
segundo arco, se puede ver, como lo he indicado en esta Memoria, seis hermosas
letras de 17 centímetros de altura, del siglo primero o segundo y que es esta
CVENAE.
En un sillar del terraplén se
pueden ver letras hermosas de 15 centímetros en la primera línea y de 11
centímetros en la segunda línea.
Otra inscripción es esta que
parece haber sido una dedicatoria al Emperador Antonio Pio. Es posible que sea
un fragmento de un miliario, pero lo dudo. Las letras están bien talladas y son
altas de 6- 7 centímetros
En la parte
sumergida por el agua se encuentra esta otra
inscripción. La lectura no es fácil,
pero resalta aproximadamente como sigue:
Los restos epigráficos no son tan numerosos en la parte
del puente que arranca desde la orilla opuesta, sin embargo, hay entre ellos un
fragmento de mucha importancia, que vamos a examinar. Es un gran trozo de piedra
arenisca que mide1,20 metros por 0,42 metros empotrado en la frente Oeste y
lleva la siguiente inscripción.
Las letras, que son del siglo
primero, están bien talladas y tiene 12 centímetros la primera línea y de 10
centímetros la segunda y tercera. Se pueden leer con mucha facilidad.
No podría encontrar mejor
conclusión para estos apuntes que referirme a Góngora en su interesante
Memoria.
Lo someto con respeto a la
dirección de la ilustre Academia de la Historia si no debiera de extender su
egida protectora sobre estos interesantes vestigios del pasado; sobre esta
tesorería de monumentos de la antigua y celebre ciudad de Cástulo, la llave del
paso desde los países lejanos y fríos del Norte a la gloriosa y fecunda
Andalucía, ciudad cuyos fastos se extienden por tan numerosas páginas de la larga historia de las grandes
naciones que la ocupaban,
a fin de conservarla para siempre como fuente a donde pudieran acudir todos los
que anhelaran beber de las aguas avivadoras de la ciencia histórico-arqueológica.
¿No merecería este monumento
entrar también como tantos otros en España dentro del redil protector de la ley
sobre Monumentos Históricos? Lo pregunto
con toda deferencia. ¡A la docta
Academia le corresponde contestar!
HORACE SANDARS
Horace William Sandars (1852-1922) fue un ingeniero de minas y arqueólogo inglés que vino a
trabajar a Linares en la New Centenillo Silver Lead Mines, donde pronto empezó
a interesarse por la arqueología de la zona y la minería romana de la Bética.
Entre otras actuaciones
descubrió el santuario de exvotos ibéricos del Collado de los Jardines, que con
su divulgación dio un gran impulso al conocimiento de la cultura ibérica en el
mundo anglosajón.
Sabemos por una foto de la
muralla ibera de Ibros que Horace estuvo aquí fotografiándola y que la foto
apareció en la revista de arquitectura del año 1905.