A NUESTRA SEÑORA DE LOS REMEDIOS,
PATRONA DE IBROS
Madre mía con las
alas vagarosas de los vientos,
Yo te envío cual
celaje vaporoso, mi oración;
Y quisiera con el
alma visitarte unos momentos,
A tus pies poner un
beso tembloroso de emoción.
A través de la
distancia, yo contemplo como un sueño
De tu imagen
venerada la belleza singular:
Y recuerdo el
entusiasmo del piadoso pueblo ibreño
Que entre vítores y
cantos se posterna ante tu altar.
Con el humo del
incienso ondulando al cielo sube;
Así sube hasta tus
plantas, de tus hijos la oración.
Y cual lluvia
fecundante que desciende de las nubes,
En retorno les
envías tu amorosa bendición,
Ellos saben que Tú
eres la delicia del eterno,
Pararrayos que los
libra del castigo del señor;
Que las negras
potestades rugidoras del averno
A tus pies están
sujetas rebramando de furor.
Y por eso en el
templo y en sus hogares,
Te dan culto y
dedican tiernos cantares;
Ponen su anhelo en
honrar a la virgen
Que es su consuelo.
Pues lo mismo el
mendigo que el artesano,
Y lo mismo el más
noble que el más villano,
Todos te aclaman por
su Remediadora,
Que así te llaman.
La madre cariñosa
que al tierno hijo
Ve sufriendo en el
lecho de dolor
Reza en tu ermita tu
piedad implorando,
Virgen bendita.
Si el huérfano, el
triste y el indigente
Ante tu trono elevan súplica ardiente,
Su confianza no
queda defraudada
Ni su esperanza.
Cuando el campo
agostado por la sequia
El labrador
contempla con agonía,
Va a tu presencia
pidiendo que le socorra
Tu gran clemencia
Y la lluvia anhelada
los campos riega,
De verdura vistiendo
la fértil vega;
Y en las campiñas
recobran su frescura
Mieses y viñas.
Y la leyenda dice
que allá en la guerra
Que por la
independencia de nuestra tierra
Con tanto anhelo
sostuvieron luchando, nuestros abuelos,
La virgen a un
ibreño fue aparecida,
Y su sed apagando le
dio vida;
Y que dos balas
rompieron de su manto
Las ricas galas.
¡ Salve, Reina
Soberana,!
Cuya imagen
primorosa
Los ibreños
celebramos
con sincera
devoción,
con mil vivas
delirantes
y con música
armoniosa
cuando pasa por las
calles
tu piadosa
procesión.
Quien ha visto, de
las mieses
Agitadas por el
viento
En los meses
estivales,
La constante
ondulación,
Imagínese el
murmullo
Y el pausado
movimiento
Del gentío que
camina
En compacta
agrupación.
Adornada vas de
joyas
Que te cubren
totalmente
Y un tesoro representas
Por su artístico
valor;
Triple fila de
esmeraldas
Miro en torno de tu
frente
Semejando una
aureola
De fantástico
fulgor.
Con cien vueltas y
espirales
Adornando van tu
cuello
Irisadas y blancas
perlas
Que en su seno forjó
el mar,
Y dibujan mil motivos
Enlazando tu cabello
Con rosario de oro y
nácar
Que el sol hace
relumbrar.
¡ cuán esplendido es
tu manto
De tisú de oro y
grana
Que va echado por
tus hombros
Con graciosa
majestad!
La corona regía ciñe
Tu cabeza soberana
Y tu manto ostenta
el cetro
Del poder y la
bondad.
Con destellos
refulgentes,
Con magníficos
cambiantes,
El dorado sol de
mayo
Reflejando va su luz
En el arco de tu
trono,
En tus joyas de
diamantes
Y en tu esplendida
corona
Que remata en una
cruz.
¡Salve, madre! Si a
tu paso
No desciende de mis
manos
Frescos pétalos de
rosas
Ni capullos de
azahar,
Es… que habito a
gran distancia
De mi pueblo y mis
paisanos,
Más mi espíritu está
cerca
De tu ermita y de tu
altar.
María de los Remedios Rus y Jorge
Maestra nacional
BNE
-El defensor de Córdoba, diario católico de noticias,
30
de abril de 1923.